De ese modo, entre los círculos deportivos de la ciudad, se pensó constituir un nuevo club que recogiese lo más granado de las distintas sociedades locales, con el fin de aspirar a estar en el fútbol profesional. Fue por primera vez que el club contó con colores oficiales al ser adquirido por la Municipalidad y el Concejo de Bogotá. Además, el alto coste de la Primera Categoría era también algo que ninguno de los dos clubs podía hacer ya frente.