Eso fue «manolo» Puente, no le importaba sangrar, con su pañuelo en la frente, pedía pelota para cabecear, venia el pase exigente, pegaba el salto final, junto con diez y la bola, rompía las piolas del arco rival, por eso fuerza muchachos, y Furia Chalaco, así hay que jugarrr. Una vez vencidos, luego de la quema de sus cultivos, fueron obligados a abandonar sus tierras y realizar un éxodo hasta las llanuras rioplatenses donde se asentaron y se asimilaron al resto de la población dando fin a su cultura.